domingo, 19 de octubre de 2025

Antonio Cabrera: «La Sanidad Pública ha sido uno de los mayores avances que hemos tenido como sociedad. No podemos perderlo por no defenderlo»

Antonio Cabrera: «La Sanidad Pública ha sido uno de los mayores avances que hemos tenido como sociedad. No podemos perderlo por no defenderlo» 




Antonio Cabrera es, desde hace más de quince años, médico de atención primaria en el centro de salud Daroca, uno de los más grandes de Madrid, que atiende a casi 60.000 vecinos del barrio de La Elipa. Daroca es también un núcleo reivindicativo en las manifestaciones en defensa de la Sanidad Pública. Desde allí Antonio Cabrera analiza para Mundo Obrero la situación del sistema de Sanidad Pública en la Comunidad de Madrid, cómo se fue deteriorando desde el año 2008, la sobrecarga con la que se trabaja, cómo se fue reduciendo el presupuesto para la Atención Primaria, y cómo repercute en el trato a los pacientes. La situación era mala y sólo se agravó con el Covid. Íbamos a aprender de la pandemia, pero las promesas se las llevó el viento. Hubo manifestaciones masivas en las calles de Madrid, pero la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, responsable de la política sanitaria de la región, salió reforzada en las urnas. Fue la huelga de cinco meses mantenida en 2022 por médicos de familia y pediatras la que consiguió mejoras que han permitido que los pacientes sean atendidos adecuadamente, “porque las huelgas sí sirven” reivindica Antonio Cabrera. Entre otras cosas sirvió para limitar a 34 los pacientes diarios para los médicos de familia y a 24 para los pediatras.




Pero continúa faltando personal y recursos, y la lista de espera media para ser atendido por un médico de familia en Madrid puede ser de 15 a 25 días. Antonio Cabrera es uno de los miembros más proactivos de la Coordinadora en Defensa de la Sanidad Pública de Ciudad Lineal, que reúne asociaciones de vecinos, profesionales y ciudadanía en defensa de un sistema de salud público, de calidad y universal.




Insiste en que el sistema público de salud sí es viable, pero que necesita personal y recursos. Y que para mantener la Sanidad Pública hay que salir a defenderla. “Necesitamos que los ciudadanos presionen al máximo para defender su derecho a tener una atención sanitaria de calidad independientemente de su nivel económico. Si no presionan a sus políticos y si no lo ponen como una prioridad a través de su voto y sus opiniones, al final el sistema público de salud se deteriorará irreversiblemente y entonces ya será tarde. Estamos a tiempo”.




GEMA DELGADO: ¿Qué ha pasado en las últimas décadas en la sanidad pública madrileña para que profesionales y ciudadanos llevemos años saliendo a la calle a defenderla de un deterioro progresivo?




ANTONIO CABRERA: En 2008 los médicos de atención primaria atendían a 20 ó 30 pacientes al día. Pero a partir del 2010, en la mitad de los centros de salud la cifra subió a 60 y 70 pacientes diarios. Con los recortes ya no se hacían reposiciones ni se creaban plazas nuevas, y cada año iba menguando el número de profesionales. El trabajo se cargó sobre las espaldas de los médicos de familia y pediatras: una agenda que comenzaba siendo de 30 ó 35 personas citadas, acababa en 60 ó 70 al día, con lo que era imposible dedicar los 10 minutos estipulados de atención a cada paciente Eso tuvo muchas consecuencias. Era un ritmo difícil de mantener y muchos profesionales dejaron de ejercer: gente mayor que podría haber seguido trabajando, se jubilaba; otros pedían la jubilación anticipada; y los jóvenes después de dos o tres años trabajando en esas condiciones lo dejaban.




El problema es que de cara a la población parecía que no pasaba nada: la atención y los niveles de satisfacción se mantuvieron, pero fue a costa de la salud y la sobrecarga de trabajo de los profesionales. El resultado es que hay compañeros que están tomando ansiolíticos, antidepresivos… Y en ese contexto llegó la pandemia.




G.D.: ¿Qué sucedió durante la pandemia?




A.C.: A pesar de la imagen que se da de los hospitales, donde principalmente recayó el Covid fue en los centros de salud: se siguió atendiendo a los pacientes, tanto en consulta como en domicilios, y ahí se trataban los casos que había que discriminar. Los profesionales que ya estaban tocados, en lugar de rendirse lo dieron todo. Se trabajó a destajo, sin parar. Se atendía a casi 100 pacientes al día durante la pandemia, y con riesgo añadido de exponerse al virus .Durante dos años se mantuvo esa presión en los centros de salud. Las raíces del problema venían de antes de la pandemia, pero fue entonces cuando se visibilizó en los medios de comunicación.




G.D.: Durante la pandemia se repitió hasta la sociedad que habíamos aprendido y mejoraríamos. ¿Mejoró?




A.C.: Los profesionales habían aguantado toda la pandemia. Lo dieron todo. Pero también esperaban que los responsables políticos reforzaran la atención primaria y no lo hicieron. Todo volvió a la normalidad anterior: ni aumentaron recursos ni profesionales. Durante las segundas navidades tras el Covid se sobrecargó aún más la atención primaria y los centros de salud se bloquearon por la cantidad de bajas laborales que hubo. Mucha gente se vino abajo.




Y de ahí nació la huelga de médicos y pediatras de atención primaria que duró cinco meses. Se consiguió limitar el número de pacientes diarios para poder dedicarles el tiempo necesario que requiera una atención de calidad. Pero a cambio, como no se ha aumentado el número de profesionales, se han alargado las listas de espera.




G.D.: ¿Cuántos días se tarda desde que se pide cita hasta que se tiene una consulta?




A.C.: Depende de la zona de Madrid en la que vivas. Donde hay alto nivel adquisitivo y la gente recurre más a la sanidad privada, tienes consulta con tu médico de familia en 1, 2 ó 3 días. Pero en los centros de salud como el nuestro, que ya está en zonas medias, y aquellos que están en zonas más vulnerables, oscila entre 15 días y 25 días, incluso a veces hasta el mes.




G.D.: ¿Por qué es importante tener un médico de continuidad?




A.C.: Es uno de los conceptos claves de la atención primaria. El hecho de que te atienda siempre, o la mayor parte de las veces, el mismo profesional, ya sea un médico de familia o una enfermera, y sea él o ella quien tome la mayor parte de las decisiones sanitarias, aumenta un 25% la esperanza de vida. Reduce la mortalidad un 25%, porque detecta si hay algo de gravedad, y reduce las visitas a los servicios de urgencias un 30%. Yo llevo más de 15 años en mi plaza y es una ventaja para mí y para los pacientes; sabes los tratamientos que les han funcionado y los que les han ido mal; detectas, por ejemplo, si han tenido una pérdida de peso de la que nadie se ha dado cuenta pero que puede alertar de algo más grave. Tienes mucho más criterio para tomar decisiones del que puede tener un médico que te ve aisladamente o en las urgencia.




Las urgencias se han convertido muchas veces en la manera de ir resolviendo las cosas, pero donde los pacientes buscan una solución pueden encontrar un problema porque muchas veces les atienden médicos residentes que están en formación y que a veces toman decisiones en una situación de gran presión; además, no van a volver a ver a ese paciente, ni sabrán si los medicamentos que prescriben pueden producir efectos secundarios en esa persona porque no conocen su historial.







G.D.: Hablando de urgencias, ya fue hace 5 años que el gobierno de Ayuso cerró la mayoría de los Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) que funcionaban durante la noche y los fines de semana. En Madrid sólo quedan 4 con médicos, el resto sólo tiene personal de enfermería ¿Cómo ha repercutido en los hospitales y en la salud de la población el desmantelamiento de los SUAPs?




A.C.: Han aumentado, por ejemplo, las listas de espera y la sobrecarga de trabajo los lunes y los martes. Los SUAPs, centros de atención continuada, resolvían problemas menores o puntuales. También ha provocado la sobrecarga de las urgencias hospitalarias. Hay personas que por un diagnóstico de una infección respiratoria leve, una descompensación leve de alguna enfermedad crónica, o una cura menor, que podría ser resuelto claramente en esos centros, tienen que acudir a una urgencia hospitalaria donde sufren muchas horas de espera por tratarse de casos de menos gravedad. Y contribuye a la sobrecarga de las urgencias.




G.D.: ¿En qué situación está la atención en salud mental?




A.C.: Ha eclosionado. El detonante fue la pandemia, pero ya se habían sembrado antes las situaciones que estaban dando lugar a un aumento de la patología mental: una sociedad cada vez más individualizada en la que no se buscan soluciones colectivas; condiciones laborales precarias o exceso de presión en el trabajo; salarios bajos; problemas de acceso a la vivienda, que ya estaban ahí; la presión de la imagen en las redes sociales, etc. La pandemi dio un tiempo a la gente para hacer introspección y darse cuenta de que no estaba bien. Y aún fue peor en los jóvenes.




Es verdad que hay un debate grande sobre cómo se tiene que abordar, pero, de momento, el acceso a la terapia psicológica en el sistema público está bloqueado, no tiene capacidad de dar respuesta a cuadros de depresión y de ansiedad tan frecuentes. La lista de espera puede ser de tres meses y la frecuencia de las consultas posteriores van a ser una vez cada uno, dos o tres meses.




Pero también hay que poner el foco en las causas sociales y laborales. A nivel de salud mental, un porcentaje importantísimo de las bajas es por las situaciones laborales que se dan de explotación, de maltrato, de prolongación de jornadas. El trabajo de teleoperadoras, por ejemplo, es durísimo en cuestión de salud mental.




“Hay gente que te pide una pastilla, pero si empiezas a preguntarle es que le han subido el alquiler y si no lo paga le echan del piso en tres meses”




También tenemos que poner el foco en la presión económica de la vivienda. Lo estamos viendo en las consultas; gente a la que le están subiendo el alquiler y tiene problemas para pagarlo, te pide una pastilla, pero si le empiezas a preguntar te encuentras que si no paga el alquiler, que en zonas como esta están subiendo de manera escandalosa, le echan del piso en tres meses.




G.D.: ¿Faltan médicos?




A.C.: En formación estamos por encima de la media europea. Lo que hay que analizar es dónde se van los médicos que se forman aquí. Además, el tema no es que no haya médicos, sino que cogen otras especialidades más atractivas que atención primaria.







G.D.: La Organización Mundial de la Salud recomienda que el 25% del presupuesto sanitario se destine a la atención primaria ¿se está cumpliendo?




A.C.: En realidad la cifra está alrededor del 15% variando según las comunidades autónomas. Madrid y Baleares siempre están a la cola y, aunque son dos de las comunidades más ricas, la inversión por persona en atención primaria está alrededor del 11%, muy lejos de ese 25% recomendado.




G.D.: ¿Cuál es el objetivo de la Coordinadora en Defensa de la Sanidad Pública?




A.C.: Está formada por asociaciones de vecinos, profesionales y ciudadanos que están luchando a nivel del barrio por la sanidad pública, universal y de calidad, que está en peligro. La Sanidad Pública ha sido uno de los mayores avances que hemos tenido como sociedad. El sistema sanitario público español es puntero en el mundo. Pero obviamente está en crisis porque desde Ronald Reagan y Margaret Thatcher, uno de los objetivos que se marcaron los partidos conservadores y liberales fue debilitarlo.




Se lucha para que puedas acceder a una sanidad de mucha calidad independientemente del nivel económico que tengas y del barrio en el que vivas.




En España no se concibe que enfermar te pueda suponer arruinarte. Pero es lo que ocurre no sólo en el África subsahariana, también en Estados Unidos, donde la principal causa de ruina de familias es la atención sanitaria.




G.D.: ¿Por qué ha aumentado tanto la población con seguros privados de salud?




A.C.: Se calcula que en zonas como Madrid o Cataluña el 40% de la población ya tiene una cobertura privada porque se les está empujando de una manera o de otra, ya sea por las listas de espera o por miedo a enfermar y no ser atendidos. Pero, obviamente, cuando un paciente ya se complica, tiene muchas enfermedades o supera los 65 años, la privada no lo quiere y, subiéndole las tarifas, le expulsa; no te echa nunca, pero sí te duplica o te triplica el precio. Así que esos pacientes acaban en nuestras consultas.




“A mí me impresiona que al llegar a clínicas privada en el ‘hall’ de entrada tengan un departamento de financiación”




G.D.: ¿Se está favoreciendo a la sanidad privada?




A.C.: A muchos niveles, desde desgravaciones fiscales a empresas que hagan coberturas privadas a sus empleados a recalificación de terrenos para construir hospitales privados que continuamente están creciendo. En nuestro barrio, el terreno del Hospital del Aire, que era un hospital del ejército pero público, se le ha concedido a una aseguradora privada. También el Hospital de Valdebebas.




A mí me impresiona que al llegar a clínicas privada en el hall de entrada tengan un departamento de es financiación.




G.D.: Volvemos una vez más al tema de las competencias. ¿Quién tiene las competencias sanitarias en este país?




A.C.: Hay que recordar que las competencias sanitarias están transferidas a las comunidades autónomas al 90%. El gobierno central tiene muy pocas, básicamente la Agencia Española del Medicamento, vacunas y sanidad exterior, pero cada vez que hay un problema se juega a la confusión. Y al final la gente cree que la culpa de las listas de espera es de Pedro Sánchez. Pero son las comunidades autónomas las que deciden a dónde van sus presupuestos, si ponen recursos y personal o no los ponen, si apuestas por la atención pública o por la atención privada. Y son los presidentes de las comunidades autónomas los que deben responder por los temas de Sanidad.




“Son las comunidades autónomas las que deciden a dónde van sus presupuestos, si ponen recursos y personal o no los ponen, si apuestas por la atención pública o por la atención privada.”




G.D.: Este verano el presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla, sugería que la Sanidad Pública no es viable.




A.C.: Claro que es viable. Lo que pasa es que hay que dedicar recursos. Lo que es inviable es tener un modelo privatizado, atomizado, en el que se medicalice toda la atención, un sistema en el que a quien tenga dinero se le hagan un millón de pruebas, aunque no sean necesarias, y a quien no tiene no se le hace nada. Lo que no es viable son sistemas que no tienen ningún tipo de planificación sanitaria.




No podemos olvidar que la privada se mantiene sobre la pública. Y que la privada, no atiende los casos graves, que van a la pública. Si la privada tuviera que asumir el coste de un paciente hasta el final de su vida, no sería rentable nunca. Continuamente tengo pacientes que me llegan con 65, 70, 75 años, que les han subido las cuotas y donde pagaban 100 euros al mes les piden 400 y no pueden costearlo. Y eso es lo que la gente no ve.




G.D.: ¿Cuál es la reivindicación que hacéis desde la Coordinadora en Defensa de la Sanidad Pública?




A.C.: Lo importante es que los presupuestos tienen que orientarse claramente al sistema sanitario. También hay que reforzar mucho el sistema de cuidados, porque al final donde se sostiene la salud de mucha parte de la población con muchas limitaciones en los últimos años de vida es un sistema potente de cuidados.




Y luego, mejorando las condiciones de vida de la gente para que no enferme. La prevención no es solo pruebas diagnósticas, es que tengas unas horas limitadas de trabajo y tiempo de ocio, que tengas una vivienda digna, que puedas tener un trabajo adecuado, que puedas hacer deporte, que puedas acceder a una alimentación sana. Y todo esto nos ahorraría mucho dinero que luego se destina a medicamentos y pruebas de diagnósticas, que muchas veces es lo que quiere el sistema sanitario privado.




No podemos perder algo que ya teníamos por no defenderlo y por no hacer políticas que lo fortalezcan. Creo que tanto profesionales como gestores y ciudadanos somos responsables de la sostenibilidad del sistema y eso es lo que intentamos desde la Coordinadora.

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