jueves, 30 de noviembre de 2023

Reflexiones políticas de noviembre de 2023

Nos encontramos en un momento realmente complejo para el Partido Comunista de España. Sirvan estas reflexiones a modo de propuesta dialéctica primero para mí mismo y si alguien lo considera, para poder avanzar en un análisis concreto de la situación actual del PCE y de nuestras expectativas de futuro a corto y medio plazo. Un medio plazo, por cierto incierto y sombrío en mi opinión, en el que se vislumbra más que nunca en los últimos 40 años el fantasma de la desaparición o al menos, de la irrelevancia definitiva. 
Puede creerse que esta afirmación es demasiado grandilocuente precisamente en un momento en el que el PCE cuenta con una militante y una afiliada, Ministras en el Gobierno de España, Sira Rego y Yolanda Díaz. En la anterior legislatura, La propia Yolanda Díaz, Alberto Garzón, Coordinador General de IU fueron asimismo Ministros y varios militantes del PCE ocuparon cargos de diversa importancia como Secretarias de Estado. Parece curioso alertar de la irrelevancia del PCE en un momento en el que tras décadas de no ser posible, volvimos a entrar en el Gobierno del Estado. 
Y sin embargo, estoy convencido de ello. Pero entiendo que mi advertencia quizás requiera de un mayor desarrollo explicativo. Veo claro el riesgo de irrelevancia, si no del PCE mismo como organización, sí al menos del que (se supone que) es el proyecto histórico del Partido, recogido en los Estatutos aprobados en el XXI Congreso en su art. 1: “El PCE, por su historia y actividad forma parte del movimiento obrero, de los sectores sociales y de la cultura que trabajan y luchan en la perspectiva y construcción del socialismo y la realización plena del ideal emancipador del comunismo.” 
Aunque tal perspectiva sea interpretable y “la realización plena del comunismo” un ideal, es razonable poner en duda que ese sea el camino por el que transita el PCE, el de la consecución del Comunismo en España a través de la construcción socialista. 
Lo que parece más bien es que el PCE, al apostar por la plataforma electoral “SUMAR”, transita el camino de la consolidación de un bloque socialdemócrata liberal de la mano del PSOE, con quienes SUMAR ha formado Gobierno con una correlación de fuerzas entre PSOE/SUMAR aproximadamente 5/1. 
Podría ser un objetivo loable, que ya fue el del anterior Gobierno formado por PSOE y lo que entonces fue Unidas Podemos, una coalición electoral nacida del
impulso de PODEMOS, entonces en su mejor momento, con participación en varios Gobiernos autonómicos y Municipales, y que había sido capaz de forzar la formación de un Gobierno sin Ciudadanos y posicionar al PSOE (al contrario de lo que hubiera deseado) el el campo de la “Izquierda” parlamentaria y evitado un Gobierno PSOE-UP-Ciudadanos. 
Unas palabras sobre PODEMOS. 
PODEMOS supo marcar agendas, relatos y emplazar de una vez debates pendientes desde hace 45 años. Llevó al campo de la izquierda reformista una socialdemocracia real, que por primera vez accidió al Gobierno del Estado (incluido el PCE, vetado históricamente del mismo) y facilitó la incorporación a las instituciones españolas, a la “normalidad democrática” a organizaciones de la izquierda soberanista como ERC y EH-Bildu, hasta entonces tambien vetadas de ella. 
Ese PODEMOS fue el que, liderado por el grupo de Pablo Iglesias, marcó la vida política durante esos años. Eso tuvo un coste para PODEMOS. Sufrieron el acoso de una parte del Estado que no es electa, sufrieron persecución judicial y mediática, personal (como en el caso del intolerable hostigamiento a Pablo Iglesias, Irene Montero y sus hijos en su domicilio) sin que ese Estado “encontrase la forma”, digamos, de protegerles. 
Procesos judiciales poco imparciales cuando no fabricados directamente, acoso mediático constante y señalamiento como “peligro para España” de quienes proponían en realidad nada menos, pero nada más que una actualización del proyecto socialdemócrata español, en la linea de la mayor parte de los países de Europa, con el añadido eso sí, de proponerlo EN SUSTITUCIÓN del PSOE, auténtico pilar fundamental del Estado emanado de la arquitectura post franquista recogido en la Constitución Española de 1978 que nos consagró como Reino y Monarquía Parlamentaria y mantuvo casi intacta la infraestructura del Poder y una gran parte de la Superestructura del Estado. 
Se puede opinar hasta qué punto PODEMOS cuestionó las bases de esa arquitectura, del llamado “Régimen del 78”. Se puede opinar hasta qué punto PODEMOS dio o no un “puñetazo en la mesa” y si ha cambiado cosas o no, y en qué medida. 
Lo que es incuestionable es que han sido el actor fundamental de la izquierda
en los últimos 5-7 años. Quienes han capitalizado el foco de la izquierda institucional española y en torno a los que han girado dinámicas, decisiones y movimientos tácticos del resto de actores de la izquierda. 
Habría mucho más que hablar de PODEMOS. Por ejemplo, de sus propios errores. De cómo su acción política en los Gobiernos autonómicos y Municipales ha estado muy lejos de ser especialmente progresista, de cómo han laminado internamente a sus disidencias que en gran medida hicieron posible los resultados numéricos en escaños en el Congreso de los Diputados sobre los que PODEMOS legitimó sus demandas. De cómo la Dirección de Podemos y de UP bloqueó determinadas demandas, por ejemplo, sanitarias, por una cuestión táctica de “Elección de batallas prioritarias” hasta que usaron esas demandas de forma totalmente oportunista. De cómo, antes de SUMAR (y esto era evidente para su dirigencia, lo reconozcan o no) sus perspectivas electorales en solitario eran honestamente nefastas. 
Pero esto, ni es el objeto de estas reflexiones ni soy yo quien debe hacerlas porque ni es mi organización, ni tengo el más mínimo conocimiento de la realidad interna de PODEMOS. Así que avancemos. 
Decíamos que el resto de organizaciones de la izquierda no hemos tenido realmente la iniciativa política. Tampoco el PCE ni IU, por supuesto. En este periodo el PCE hemos dedicado el grueso de nuestros esfuerzos a las tareas de sobrevivir como organización (objetivo muy loable), no quedar “fuera de la foto” de la pugna dentro de la Socialdemocracia reclamando una cuota de presencia en UP y en el reparto de cargos institucionales en los Gobiernos autonómicos y del Estado y derivado de ello, nos hemos dedicado a la defensa y justificación de nuestro papel en esas instituciones. Cabe añadir que la “cuota” que IU y PCE hayamos podido legítimamente reclamar, ha sido posible por nuestra mayor potencia militante y orgánica, por poseer una militancia realmente existente de acero, aun (cada vez menos) numéricamente relevante y presente cuando se precisa en cada espacio de disputa y ámbito de lucha. Digamos que “la potencia negociadora discursiva y retórica” de los negociadores de las direcciones del PCE y de IU no parece que por sí sola nos hubiera dado acceso a responsabilidades ni cuota alguna.
Y poco más. El resto del Partido está, seamos honestos, “en standby”. No por falta de iniciativa de las Direcciones locales, o por la pérdida de músculo organizativo y militante, elementos que no niego que puedan ser importantes, pero el factor limitante clave, la razón primera y última de la “congelación” del PCE ha sido que todo lo que no tenía que ver con la participación del Partido en el Gobierno de España era irrelevante en términos prácticos, pero también teóricos, para la Dirección del Partido, muy lejos de tener una voluntad mínimamente revolucionaria. 
Esto es evidente desde hace tiempo. Nadie puede creer lo contrario en el Partido. Puede haber quien crea que tal estrategia es la correcta y que responde a las necesidades y posibilidades reales del PCE en este momento, pero no puede creer que la apuesta no es la de “todo por y para nuestra participación en el Gobierno de España”, cuya traducción ahora es “Todo por y para SUMAR”.  
Porque SUMAR es eso. 
Es una plataforma electoral totalmente centrada en la figura individual de Yolanda Díaz y su liderazgo, construida por su equipo de confianza para acceder electoralmente a diputados y a cargos en el Gobierno de España. Insisto. Se puede creer que esto es lo adecuado. Que lo que nos corresponde ahora es gobernar, “darle en el morro a la derecha con el BOE”. Bien. Eso se puede compartir o no. Pero es incuestionablemente así. SUMAR no es un movimiento ciudadano, no es una asamblea popular ni es un colectivo. Tuvo una parte de elaboración programática por parte de “personalidades notables de la izquyierda”, pero de cuyas aportaciones, nada queda en el acuerdo de Gobierno con el PSOE más allá de una etérea declaración genérica de intenciones progresistas bienintencionadas. 
No hay más. No hay estructura, no hay órganos, no hay debates ni toma colectiva de decisiones. Las decisiones se tomarán en el Grupo Parlamentario de SUMAR, COMO MUCHO, sino en un espacio más reducido aun. Y las prioridades se definiran en espacios institucionales como la Comisión Permanente del Congreso. Del Congreso de los Diputados, digo. 
Este es el proyecto declarado de nuestro Partido para los próximos 4 años o al menos, para la ya vigente legislatura. Este hecho, por sí mismo, es
preocupante. Consolida una dinámica que centra al Partido (nunca mejor dicho) en lo institucional, para lo que se dedicarán los mejores cuadros, los mayores esfuerzos de un Partido cuya hemorragia militante constante hace imposible diversificar las tareas en otro ámbito. El lema sería “Todo el poder a los parlamentarios”. Lo cual resta potencia militante, potencia de lucha, legitimidad adquirida en los conflictos y capacidad de incorporar nuestra visión a los mismos. Y probablemente, cuando se de la circunstancia de que este Gobierno tome medidas antipopulares o reaccionarias, “se nos invitará a ser prudentes” en las protestas frente a esas medidas que surjan desde los movimientos sociales. Es un panorama francamente preocupante. 
Pero es que además se da en el escenario actual otro elemento que hace ya que ese panorama sea desolador. Se va configurando un bloque de diputados que estarán digamos, en la “oposición a la izquierda” del Gobierno. Ese bloque estará conformado casi por 20 diputados (incluyendo 5 de PODEMOS, los de ERC, EH-Bildu y BNG) con posiciones ideológicas que van desde “un poco más a la izquierda”, hasta “casi nada de izquierdas”. Pero ahí están. Y desde ese espacio su discurso será el de ser los que tiren hacia políticas de izquierdas a un Gobierno de centro progresista. Esta retórica nos suena seguro. Es en la que ha estado instalada IU desde su nacimiento. Pero ya no. Muy probablemente los integrantes de este bloque tienen la intención de posicionarse de cara a todo el ciclo de esta legislatura y a la siguiente convocatoria electoral de tal modo que si alguien progresista quiere votar “Seguridad”, votará al PSOE, como ha sucedido siempre desde 1982, “como Dios manda”. Pero si el PSOE le ha decepcionado, si busca una política más a la izquierda, ¿votará SUMAR o Yolanda Díaz? Pues seguramente no. SUMAR ha unido su destino al PSOE y ya está. En esa curva me maté yo. 
Quienes llegado el caso, capitalizarán esa indignación, ausentes las calles de conflicto, serán PODEMOS a nivel del Estado o en el caso de Euskadi, Galicia o Catalunya, sus respectivas izquierdas soberanistas. Ni siquiera es tácticamente inteligente, la postura actual del PCE. 
Incluso aunque el criterio fuera tratar de ser “el referente social y de izquierdas del Gobierno”, la posición actual no servirá de nada. 
Y por eso me preocupa el futuro a corto y medio plazo del Partido. Porque
hemos optado por entrar voluntariamente en un pozo sin fondo hacia la nada. La irrelevancia. Por muchas Ministras que tengamos, o por muy garantizada que esté la financiación. 
El PCE es un partido, aun, comunista. La organización que se reclama “comunista” más grande del Estado. Por tanto, en la que hemos de militar los comunistas españoles. Pero claro... todo tiene un límite. Si la perspectiva de la construcción del socialismo y la realización plena del ideal emancipador del comunismo son poco más que una frase vacía, si el Marxismo-Leninismo recuperado en el XX Congreso es solo una burda careta para la laminación de la crítica, si el objetivo del PCE es la consolidación como fuerza reformista dentro de los márgenes del sistema, la Dirección actual del PCE nos lleva al desastre y a la irrelevancia de la que ninguno de nosotros podrá ya recuperarse. 
En el XXI Congreso del PCE, hubo una oportunidad para cambiar esta dinámica Un grupo de camaradas creímos en ello y apostamos por un viraje de 180º, por recuperar la estructura (aun) existente del PCE para un proyecto emancipador de nuestra Clase y de construcción de un proyecto Socialista “aquí y ahora”. Un proyecto que ocuparia el espacio político del Socialismo que, en España, está vacío. Es el espacio socialdemócrata el que está a reventar. El que insistimos machaconamente en ocupar en contra de los textos aprobados, en contra de nuestra gloriosa historia, en contra de la certeza del triunfo Socialista futuro. No es tarde para ello, camaradas, pero exige una dura autocrítica. Existe mirarnos en un espejo que nos va a devolver una imagen incómoda de nosotros mismos pero que es el primer paso para, primero, detener la hemorragia militante. Luego, para preguntarnos para qué estamos en el Gobierno. PARA QUÉ, de verdad, para qué objetivos estratégicos, para avanzar qué posiciones, para qué acumulación de fuerzas. Para, una vez reflexionado, tomar las decisiones pertinentes y preparar un proyecto de suma de militantes en torno a un proyecto creíble por posible y evaluable de transición al Socialismo en España. Cueste el esfuerzo que cueste y el tiempo que cueste. Sin renunciar a la concurrencia electoral, por supuesto. La militancia comunista debe estar en cada espacio en el que se dirima el destino de la Clase Obrera. También en los parlamentos burgueses. Pero para honrar
nuestros objetivos e intereses. No para ser “la pata social” de nadie. Menos de quien no nos necesita salvo para reirse de nosotros. 
No es tarde para un proyecto Socialista en España. Solo espero que no sea tarde para un PCE que sea ajeno a la construcción de ese proyecto.

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